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Limpiar el frigorífico por dentro es un paso de mantenimiento básico y habitual. Porque el frigorífico es uno de los electrodomésticos más importantes de nuestra cocina, ya que nos permite conservar los alimentos frescos y en buen estado.
Así, con el tiempo, es normal que se acumulen restos de comida, derrames ocasionales y malos olores de su interior. Por eso, hay que limpiarlo periódicamente para mantenerlo en óptimas condiciones y garantizar así la higiene de nuestros alimentos. Vamos a contarte cómo.
Si regentas un negocio de hostelería, una nevera industrial es una pieza clave de tu engranaje. Por ello es unfdamental limpiarlo por dentro de vez en cuando; no solo por higiene y orden, sino por un óptimo funcionamiento. También hay que limpiar los filtros.
Tabla o índice de contenidos:
Materiales necesarios para limpiar el interior del frigorífico
Para estas tareas de limpieza e higienización, necesitas elementos muy sencillos y accesibles. Dichos elementos son:
- Un paño o esponja suave.
- Un recipiente con agua tibia.
- Un poco de vinagre blanco o bicarbonato de sodio.
- También un poco de jabón neutro o detergente suave.
- Un paño seco.
- Un cepillo de dientes viejo para los rincones difíciles.
Esto será suficiente para una limpieza completa e higiénica. Vamos a ver todo el proceso paso a paso.
Primero, vacía el frigorífico
Retira todos los alimentos de estantes y cajones para vaciar completamente el frigorífico.
Este puede ser un buen momento para revisar las fechas de caducidad de todos ellos y tirar los que estén en mal estado.
Segundo, prepara la solución limpiadora
Una vez el frigorífico vacío es momento de preparar la solución que emplearás para limpiarlo. Dentro del recipiente con agua tibia añade una buena cantidad de vinagre blanco o, en su defecto, vierte sobre el agua el bicarbonato de sodio.
Verás que ambas opciones son muy eficaces para eliminar la suciedad y los malos olores. Y, si lo prefieres, también puedes utilizar un jabón neutro o un poco de detergente diluido en agua.
Tercero, limpia todo el interior
Usa uno de los paños sumergido en agua y posteriormente escurrido para limpiar todo el interior. Frota las superficies, incluyendo paredes, techo, suelo y toda la puerta.
Presta especial atención a las zonas donde haya restos de comida y otras manchas. Y para los rincones más difíciles puedes usar el cepillo de dientes viejo. Verás que es muy útil en estos menesteres.
Y, si hay alguna mancha persistente, puedes aplicar pasta de bicarbonato de sodio y agua directamente sobre ellas. Después de dejar actuar la pasta durante varios minutos, verás que se desprende la suciedad mucho más fácilmente.
Cuarto, los estantes y los cajones
Retira los cajones y estantes para facilitarte el trabajo y lávalos con agua tibia y jabón. Pero si tienen muchas manchas, puedes dejarlos en remojo mientras limpias el resto de la nevera y fregarlos al terminar.
Cuando los aclares con agua limpia recuerda secarlos bien antes de colocarlos en el frigorífico de nuevo.
Quinto, limpia la puerta y las juntas
Recuerda limpiar la puerta y todo el marco con la misma solución que hayas utilizado para el interior. No te dejes ningún rincón y para las juntas, si fuera necesario, puedes emplear el cepillo de dientes también.
En estas zonas es donde suele acumularse más suciedad y moho y por eso es importante ser concienzudo.
Si tienes una nevera expositora deberías limpiar la puerta de cristal con un limpiacristales. Lo mismo para las neveras bajo cero subcero, las cuales tienen puerta de cristal abatible.
Por otro lado, también debes secar todo bien al terminar para que la limpieza sea más higiénica.
Sexto, secar todo el frigorífico
Emplea un paño seco para terminar y repasa todas las superficies, rincones y juntas de forma insistente. Asegúrate de que toda la nevera queda bien seca. Piensa que las humedades, por poco que sean, favorecen la aparición de nuevas bacterias y moho.
Asimismo, hay diferentes trucos para alargar el efecto de “nevera limpia” y sin olores. Por ejemplo, colocar un limón partido por la mitad dentro de la nevera y dejarlo hasta que se seque. Después puedes cambiarlo por otro y así evitarás malos olores.
Respecto a la limpieza, repetir este ritual al menos una vez al mes sería lo deseable para que tu nevera esté siempre en las mejores condiciones higiénicas. Y otra tarea importante sería revisar con asiduidad todas las gomas de la puerta.
Sin duda una tarea sencilla que verás que no te lleva mucho tiempo.
Finalmente, después de limpiar el frigorífico por dentro, puedes volver a colocar en su interior todos los estantes y cajones. Y acto seguido, también todos los alimentos. Así puedes aprovechar para organizarlos de forma que sea fácil acceder y encontrar todos ellos.
