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El pescado con mayúsculas empieza por lenguado, rodaballo y lubina. Porque en la cocina profesional, hay productos que no necesitan presentación, pero sí un tratamiento a la altura de su calidad.
Entre ellos se encuentran estos tres grandes pescados: el lenguado, el rodaballo y la lubina. Pescados que destacan como auténticas joyas marinas que, cuando se cocinan a las brasas al estilo Getaria, alzanzan su máxima expresión.
¿Los has probado? Y que conste que no hablamos solo de sabor: estos pescados ofrecen un perfil nutricional excelente y un universo de posibilidades culinarias que merece la pena explorar.
Tabla o índice de contenidos:
Tres sabores, tres texturas, tres experiencias
Aunque comparte protagonismo en las cartas de muchos restaurantes costeros, el lenguado, el rodaballo y la lubina no son intercambiables. Cada uno tiene una personalidad marcada, tanto en textura como en sabor.
- El lenguado, de carne blanca, fina y delicada, es sinónimo de elegancia. De sabor suave, ligeramente dulce, se deshace en la boca con una textura mantecosa que lo convierte en favorito en platos donde el minimalismo es virtud.

Lenguado cocina a la brasa al estilo Guetaria
- El rodaballo, más carnoso y sabroso, es el rey de las brasas. Su piel gruesa y su carne firme pero jugosa aguantan muy bien la cocción directa, realzando su sabor marino sin perder esa jugosidad que te comentaba. Tiene un punto gelatinoso característico que encanta a los paladares más exigentes.
- La lubina, por su parte, es un pescado versátil, con una textura consistente pero delicada y un sabor limpio que admite tanto preparaciones suaves como elaboraciones más intensas. Su perfil medio la convierte en una opción perfecta para todo tipo de públicos.
Propiedades saludables: nutrición con sabor a mar
Además de su innegable calidad gastronómica, estos tres pescados son auténticos aliados de una dieta saludable y eso multiplica su atractivo.
- Y es que hablamos de pescados ricos en proteínas de alto valor biológico, ideales para mantener la masa muscular y promover la regeneración celular.
- Contienen grasas saludables, especialmente ácidos grasos omega-3, beneficiosos para el sistema cardiovascular y para el cerebro.
- También son bajos en calorías y contienen minerales esenciales como yodo, fósforo y potasio, así como vitaminas del grupo B y vitamina D.
Es por eso que su consumo habitual aporta energía limpia, ayuda a regular el colesterol y mejora la salud metabólica. Por eso, tanto nutricionistas como chefs los recomiendan como parte de una alimentación equilibrada.
Cómo cocinarlos: del horno a las brasas
Estos pescados admiten múltiples formas de preparación: al horno, a la plancha, en papillote, confitados en aceite suave o incluso en ceviche. Pero hay una técnica que eleva su sabor a niveles memorables: cocinarlos a las brasas ¡tienes que probarlo!
El estilo Getaria: una técnica con alma
En la costa vasca, concretamente en Getaria, se ha convertido en arte la manera de asar el pescado a la brasa. En esta localidad pesquera, los asadores no esconden las parrillas: las exhiben en la entrada, como símbolo de orgullo ¡y no es para menos!
El secreto del estilo Getaria está en el dominio del fuego, la inclinación de la parrilla, la distancia justa y el uso de una rejilla giratoria que permite voltear el pescado sin romperlo.
Se suele aliñar con una emulsión de aceite de oliva virgen extra, vinagre, ajo y perejil, que se aplica en el punto justo para potenciar el sabor sin enmascararlo.
¿Qué pescado se luce más a la brasa?
Vamos a comparar un poco este tipo de cocción a la brasa con cada uno de los pescados que nos ocupan para valorar sus posibilidades.
- El rodaballo a la brasa es probablemente el más icónico en Getaria. Porque su forma aplanada y su grosor permiten una cocción perfecta por ambos lados. Al servirse, se retiran la piel y las espinas con precisión, dejando al descubierto una carne jugosa y gelatinosa que brilla con el aroma del humo.
- El lenguado a la brasa, aunque más delicado, sorprende por su textura sedosa y su sabor concentrado. Es menos habitual por la dificultad de manipulación en la parrilla, pero cuando se hace bien, el resultado es simplemente exquisito.
- La lubina a la brasa es una apuesta segura. Su carne firme y su piel crujiente se combinan con los matices del carbón para ofrecer una experiencia completa. Se puede servir entera o en lomos, acompañada de un toque cítrico o alguna verdura asada.
Una experiencia para el comensal
Servir uno de estos pescados a la brasa, sobre todo en formato entero, no es solo presentar un plato, es ofrecer un espectáculo gastronómico. La piel crujiente, el aroma ahumado y la textura perfecta despiertan todos los sentidos.
Acompañarlo con un txakolí bien frío o un vino blanco con carácter completa una experiencia difícil de olvidar.
En muchos restaurantes que apuestan por el producto fresco y el fuego vivo, estos pescados se convierten en protagonistas. No necesitan salsas pesadas ni técnicas complicadas: solo tiempo, atención y respecto por la materia prima.
Porque cuando se cocina a las brasas al estilo Getaria, se transforma cualquier pescado en auténtico manjar, conectando la tradición vasca con la alta gastronomía. Así que recuerda, lenguado, rodaballo y lubina siempre mejor al estilo Getaria.